MONTE PERDIDO
“II Encuentro con Ricardo González”
19, 20 y 21 de junio de 2015
“HIJOS DE LAS ESTRELLAS, SEAN EN PAZ”
(MENSAJE RECIBIDO DE LOS SERES INTRATERRENOS DE MONTE PERDIDO EL SÁBADO 20/06/2015).
Los pasados días 19, 20 y 21 de junio de 2015, nos reuníamos de nuevo en Monte Perdido, en el Pirineo de Huesca (España) para un nuevo encuentro y taller que habíamos organizado a Ricardo González.
Esta era la segunda convocatoria abierta que hacíamos. Ya el pasado año 2014 fue todo un éxito de participación y de nuevo este año 2015 volvíamos, con más ilusión si cabe, para reunirnos en Monte Perdido, la montaña del contacto.
Unas 150 personas llegadas desde diferentes países (EE.UU., Argentina, México, Portugal, Francia, Suiza, Italia, Bélgica y desde 25 provincias diferentes de España) nos reuníamos en Monte Perdido. Esta vez habíamos roto fronteras y desde los más diversos rincones de nuestro mundo llegábamos, juntos, para demostrar que desde el corazón se puede alcanzar la paz.
El fin de semana fue transcurriendo entre charlas y meditaciones. Diferentes temas se trataron en este encuentro: “El mensaje de paz de la Hermandad Blanca Intraterrena”, “La nueva agenda extraterrestre hacia el año 2027”, “El papel de los centros iniciáticos, como Monte Perdido, para el futuro”, “El legado secreto de Nicolás Roerich y la Bandera de la Paz”. Temas sumamente importantes para el tiempo que estamos viviendo.
La noche del viernes ya tuvimos la primera oportunidad de compartir trabajos de meditación bajo el manto de estrellas que nos cubría. Algunas luces a distancia surcaron el cielo, posiblemente algunos satélites. Habíamos de antemano registrado que ni la ISS (Estación Espacial Internacional) ni tan siquiera Satélites Iridium iban a ser visibles en aquella zona a las horas en que nos encontraríamos meditando, sin embargo, otras luces surcaron el cielo dejando entrever que los Hermanos de las Estrellas estaban allí junto al grupo, apoyando el trabajo. Entre estas manifestaciones hubo varias que no dejaron lugar a dudas. No eran objetos terrestres aquellos. La proximidad, intensidad, velocidad e incluso las maniobras de aquellos objetos, ponían en evidencia que el primer contacto se había producido.
Llegados al sábado, mañana y tarde, continuamos entre las charlas y las meditaciones. Al atardecer nos desplazaríamos a unos pocos kilómetros de donde nos hallábamos instalados para de nuevo, tener la oportunidad de conectarnos con la montaña, con el cosmos y con los Hermanos de las Estrellas.
Reunidos en una gran explanada y formando un círculo comenzaron las mantralizaciones. Por el cielo comenzaba a verse algún objeto luminoso, que por sus características no le dimos importancia pues podrían ser algunos satélites.
No sabría decir cuanto tiempo llevábamos en aquel lugar mantralizando, elevando nuestra vibración personal y grupal, cuando los Hermanos de las Estrellas conectaron con Ricardo González. Allí mismo y de viva voz fue transmitiendo el mensaje de este ser, indicando que nos iban a hacer un regalo. Puestos todos en pie y con las palmas hacia arriba fuimos recibiendo este obsequio de los guías.
Quizás algunos podrían pensar que fue un mentalismo pero instantáneamente a la recepción comenzaron las manifestaciones, esta vez más potentes y claras, incluso que el día anterior. Varios destellos y luces surcaban el cielo sobre nuestra posición. Incluso algunos de estos objetos brillantes interactuaron con los láseres astronómicos que llevamos al encuentro.
No era cuestión de fe, estaban allí. Se mostraron, e incluso entraron en contacto, pero siempre respetando a cada persona que allí nos hallábamos reunidos. La distancia fue suficiente para permitir vivir la experiencia y poder comprobar que siempre están junto a nuestros corazones y en continuo apoyo a la humanidad.
Y no sólo se manifestaron en los cielos.
Tras la recepción de este regalo, sin luna y sin más luz que las estrellas, nos dispusimos a caminar por los alrededores de la explanada. Caminando por aquel lugar, pasando entre los compañeros y compañeras del grupo, se percibía la presencia de “figuras humanas” entre nosotros. Parecía que nos habíamos multiplicado. Esta sensación fue vivida por muchos de los allí reunidos. Los Guías se habían manifestado, ahora en tierra.
Es imposible poder describir todo esto. Simplemente se debe vivir.
Ya el domingo por la mañana, reunidos de nuevo, comentamos lo sucedido la anterior noche. Como expresar que tantas y diferentes personas, sin punto de unión entre ellas, hubieran vivido las mismas experiencias, sensaciones...
Lo que el corazón ve, es lo que nos une por la paz.
Un abrazo de corazón.
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